¿Por qué invertir en criptomonedas?

“ Lo que realmente protege a las personas que quieren invertir en una nueva tecnología es la educación en la misma.”

En la mayoría de los casos, cualquiera que descubre las criptomonedas por primera vez lo hace con cierto escepticismo, es decir, con falta de confianza. Te puedo asegurar que a mi me pasó, a Pablo -mi amigo y socio- le pasó, y, dependiendo en qué punto te encuentres tú, te estará pasando o te pasará.

Puedes estar seguro de ello.

Es algo totalmente sano y natural. A fin de cuentas, cuando alguien te habla de todas las ventajas de algo sin mencionarte los inconvenientes, tiendes a desconfiar y pensar que hay algo que se te está ocultando.

Por este motivo no solemos tomar en serio a Bitcoin la primera vez que se nos cruza en nuestro camino.

Quizá tampoco la segunda vez, ni la tercera, ni la cuarta.

Dependiendo del nivel de escepticismo que tengas, tardarás más o menos tiempo en darte cuenta por qué esta tecnología es realmente importante.

Sin embargo, llega un punto en el que decides empezar a buscar los defectos que nadie te cuenta sobre este ecosistema, ya sea navegando por decenas de páginas web, viendo vídeos o leyendo libros educativos, como ‘El Método Cripto’.

Cualquier cosa con tal de auto-convencerte de que todo esto no es una buena inversión.

Y encontrarás estos motivos. Hay muchas personas que aún se posicionan en contra de esta tecnología y que tienen sus propias razones sobre por qué va a fracasar.

De hecho, según cuenta en esta entrevista el experto en Bitcoin, Andreas Antonopoulos, ha habidos casos de personas que se obsesionaron tanto con encontrar estos defectos que se comprometieron a escribir un libro de “por qué Bitcoin es una estafa”.

¿Y sabes qué?

Nunca lo acabaron.

A los nueve meses tuvieron que abandonar el proyecto porque, durante la búsqueda de información, encontraron evidencias de que todos los motivos por los que daban a Bitcoin como estafa eran, o bien mentira, o bien malentendidos.

Además, obtuvieron un conocimiento tan amplio sobre este ecosistema que se metieron de lleno en él.

De la misma forma que les pasó a ellos, les suele pasar a todas y cada una de las personas que rechazan inicialmente a Bitcoin para, posteriormente y debido a razones de peso, unirse a esta revolución tecnológica.

Sin embargo, el motivo que les puede mover a unos y otros a invertir en ella pueden ser bien diferentes.

Normalmente, existen 2 razones de peso por las cuales las personas invierten en Bitcoin:

Este proceso se suele dar en este mismo orden: primero entras con el objetivo de enriquecerte y, según vas aprendiendo más, encuentras otras motivaciones adicionales para quedarte y seguir invirtiendo y aprendiendo.

De los beneficios te hablaré más adelante, pero ahora me centraré en el motivo principal del 95% de las personas que invierten en criptomonedas (y, muy posiblemente, el tuyo también):

Quizá cuando te hablaron de Bitcoin por primera vez te lo presentaron como una buena oportunidad de inversión. Te dijeron que podrías multiplicar varias veces tu inversión en periodos muy cortos de tiempo y de forma sencilla.

En otras palabras, ¡un medio para forrarse de la noche a la mañana!

Desde mi propia experiencia te puedo decir que sí, puedes multiplicar tu inversión en poco tiempo varias veces.

A mi, de hecho, me pasó en Diciembre de 2017, durante aquella subida masiva de los precios donde cuatripliqué la inversión que hice pocos meses antes.

El mercado de las criptomonedas sufre grandes variaciones del precio en periodos cortos de tiempo. Por ejemplo, es perfectamente factible que, en un mismo día, el precio de algunas monedas suban un 25% para luego bajar un 80% en las semanas siguientes o viceversa.

Y si ampliamos los rangos de tiempo a meses o años, los cambios de precio pueden ser ya alucinantes.

Bitcoin y el resto de criptomonedas, desde el punto de vista financiero, resultan ser unos activos de mucho riesgo, debido a su alta volatilidad. Esto es algo que los inversores experimentados conocen y, por tanto, tienen en cuenta a la hora de evaluar sus riesgos e invertir.

Sin embargo, un inversor primerizo que no conoce este detalle tendrá dos posibles resultados, igualmente posibles:

¿Qué crees que suele ocurrir con la mayoría de nuevos inversores que entran a este mercado sin el conocimiento adecuado?

Sí, has acertado. La mayoría pierde dinero.

¿Sabes por qué?

Porque no han aprendido lo suficiente y no han llevado a cabo en su mente el “cambio de paradigma”.

Para que entiendas de una forma sencilla a lo que me refiero, te pondré varios ejemplos.

No se tú, pero cuando yo nací el término “Internet” tenía pocos años de vida.

Durante mi infancia, me entretenía con lo que había por aquel entonces: quedaba con mis vecinos para jugar a los muñecos y ver películas alquiladas en el ‘videoclub’.

Durante mi adolescencia, sin embargo, mis hábitos cambiaron hacia un mundo más online: jugaba a videojuegos por Internet, charlaba con mis amigos a través de MSN Messenger y me descargaba películas con un programa llamado KaZaa. Y todo ello lo hacía desde el ordenador de un ‘cibercafé’.

Actualmente, los videoclubs y los cibercafés ya no existen, el chat de MSN y el KaZaa han desaparecido y algunos videojuegos a los que jugaba online también. Por contra, me comunico por redes sociales como Whatsapp, veo películas y series a través de Netflix y juego desde mi smartphone -un dispositivo que cuando nací no existía-.

¿Ves lo que ha pasado?

Internet hizo que cambiase la forma en la que actuaba y me comunicaba. Es decir, mi paradigma iba cambiando y me he ido adaptando a dichos cambios, aceptándolos como algo normal y natural.

Según evoluciona la tecnología y se convierte en algo accesible, los paradigmas cambian.

“¿Y qué tiene que ver todo esto con Bitcoin y las criptomonedas?”, te preguntarás.

De la misma forma a como se han ido desarrollando estas tecnologías que te acabo de comentar, la “tecnología” del dinero también se ha transformado a lo largo de su historia.

El dinero ha evolucionado desde los intercambios -trueques-, pasando por las abstracciones de valor como las conchas, las piedras o los metales preciosos, hasta el actual dinero fiduciario -nuestras monedas y billetes- y el dinero electrónico.

El dinero fiduciario -euros, dólares…- es una forma de dinero sin valor real. Su valor se basa en su declaración como dinero por parte del Estado. En otras palabras, el valor del papel del billete o del metal de las monedas es prácticamente nulo, pero su valor es refrendado por quien lo emite -el Gobierno o los bancos centrales-.

El tipo de dinero que utilizamos hoy en día es emitido y controlado por estas entidades, cuya reputación se ha devaluado con el paso de los años.

El incremento constante de la inflación en todo el mundo y la intencionada devaluación de las monedas a través de la impresión de más dinero -entre otros muchos factores- ha hecho que la desconfianza de la sociedad en los bancos y gobiernos haya aumentado considerablemente desde la crisis de 2008.

Además, en un mundo en el que todo tiende hacia la digitalización, el dinero fiduciario -también llamado “fiat”- no se ajusta al tipo de dinero que la sociedad necesita.

Debido a este y otros motivos, es necesario hacer cuanto antes un cambio de paradigma en este aspecto, de la misma forma a como lo hicimos respecto a Internet.

Es cuestión de tiempo que se de la transición del dinero fiat al dinero digital, y más concretamente, a Bitcoin. Es lo que muchos llaman la “Bitcoinización”.

Por ello, cuanto más dinero del futuro acumules hoy, mejor posición económica tendrás mañana.

Por contra, cuanto más tardes en cambiar tu dinero fiat por Bitcoin, menos poder adquisitivo tendrás en el futuro próximo.

Y no me refiero a un futuro dentro de 50 años, ni de 25, ni siquiera de 10.

La diferencia de Bitcoin con respecto a otras revoluciones tecnológicas es que, lo que antes sucedía en varias décadas ahora se produce en pocos años. En la actualidad, la velocidad de crecimiento tecnológico no es lineal sino exponencial, es decir, la evolución de la tecnología no se duplica cada año, sino que se multiplica varias veces.

Pese a que todo cambio de paradigma es difícil, mi recomendación es clara:

Deja de pensar en Bitcoin como un bien equivalente a euros o dólares, para pensar en él como el dinero del futuro.

El valor monetario de Bitcoin variará y aumentará hasta que ya no existan dólares con el que poder compararlo. En ese momento, un Bitcoin equivaldrá, únicamente, a un Bitcoin y te dará el poder adquisitivo de un Bitcoin.

Esto ya ha pasó por ejemplo, sin ir más lejos, con la creación del Euro.

Por ejemplo, en España cuando se intercambiaron las pesetas por euros, 1 Euro equivalía a 166,386 pesetas. Ambas monedas convivieron durante 3 meses hasta que la peseta desapareció. De esto ya casi han pasado dos décadas y ya nadie se acuerda de la peseta.

Imagina por un momento que te dan la oportunidad de cambiar pesetas por euros 10 años antes de que la peseta desapareciese. Pero imagínate, además, que 1 sola peseta equivaldría a 10.000 euros en ese momento.

¿No convendría cambiar algo de dinero “antiguo” por el dinero del futuro?

Bitcoin es real. Lleva siéndolo desde su nacimiento en 2009. Está aquí para quedarse y marcar la siguiente evolución del dinero hacia un formato digital.

Ahora ya depende de ti en qué momento quieres entrar a formar parte de él, porque lo que sí te aseguro es que, tarde o temprano, entrarás.

No obstante, si tu objetivo es el mismo que el del 95% de las personas que invierten en criptomonedas -hacerte rico-, quizá tomes la decisión de invertir cuanto antes para ser rico en unos años.

En ese caso, quiero que sepas que todavía te queda un camino que recorrer para poder invertir correctamente. Y este camino está todo aquí, en Micripto.

Por ello te recomiendo que sigas conmigo en el siguiente artículo: